Porque te abates, oh alma mía y te turbas dentro de mi?
Espera en Dios; porque aun he de alabarle, Salvación mía y Dios mió.Salmo 42-5
Muchas veces los problemas diarios nos abaten, nos turban y perdemos el gozo del Señor que debe existir siempre en nuestras vidas. Muchas veces nos dejamos envolver por los afanes diarios y los problemas y nos olvidamos de alabar y glorificar a Dios por su grandeza, por su amor y por las cosas que a diario nos da.
A veces queremos mucho mas de lo que tenemos o de lo que Dios tiene para nosotros en ese momento, o nos toca vivir situaciones y problemas que creemos no poder resolver, y por eso te dejas abatir y se entristece tu corazón, y hasta dejas de adorar y alabar a Dios, pero es ahí en esos momentos en que te encuentras desesperado y abatido cuando tienes que levantar tus ojos al cielo y decir gracias Señor por tu tan inmenso amor, gracias por lo que soy, por lo que tu haces de mi, gracias por tu protección y gracias por mi salvación a través de tu sangre; es en esos momentos cuando tienes ejercitar tu fe y comenzar a mirarte del otro lado, no en donde estas, pero en donde el Señor te ha de poner.
Recuerda que aunque en estos momentos te encuentres en medio del desierto, en medio de la tormenta, o en medio de la escases, esto es solo un tiempo de prueba, un tiempo que pronto pasara, procura pasar esta prueba aprobado por Dios y El a su tiempo te dará todo lo que te ha prometido en su palabra, porque nuestro Dios no miente y siempre, siempre cumple sus promesas.
En esos momentos de
desesperación levanta tus manos alaba, adora a Dios, y clama; porque te abates, oh alma mía y te turbas
dentro de mi? Yo espero en Dios y aun en estos momentos de dificultad levanto
mis manos y te alabo porque tu eres mi Señor, mi proveedor, mi sanador, mi
Salvador.
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